viernes, 14 de septiembre de 2012

SER HIJOS- SER PADRES HOY

NUESTROS HIJOS PUEDEN ENSEÑARNOS HOY LO QUE NO TUVIMOS OPORTUNIDAD DE APRENDER EN EL PASADO.


HE LEIDO UN ARTÍCULO QUE DICE QUE LOS ADULTOS SOMOS INMIGRANTES EN TECNOLOGIAS Y LOS NACIDOS DESPUES DEL AÑO 1993 SON NATIVOS EN INFORMATICA Y TECNOLOGÍA.

COMO ME CUESTA APRENDER , PERO MIS HIJOS ME ENSEÑAN CADA EZ QUE METO LA MANO MAL ,POBRES MIS NIÑAS SE HAN CONVERTIDO TAN  PRONTO EN MIS MAESTRAS.
A USTEDES LES PASA??

viernes, 8 de junio de 2012

AMOR DE PADRE

                 
               EDUCA A TUS HIJOS  CON AMOR         
“Entonces Manoa dijo: cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?”
Jueces 13:12
Ciertamente ningún padre nace con un manual de instrucciones, ni con soluciones precisas para educar y criar a sus hijos. Pero la gran mayoría, desean ser buenos padres para sus hijos, amarlos y darles un buen ejemplo.
Este versículo que utilizo hoy me llamó mucho la atención. Porque primeramente muestra la fe que tiene un matrimonio ante el anuncio de que serían padres. Fe porque la esposa de Manoa era estéril, sin embargo, ellos creyeron la palabra que les fue dada por Dios. Segundo, porque tras su pregunta es revelada la preocupación de educar bien a ese niño que nacería.
Dos preguntas interesantes pero muy importantes hace este padre al ángel que le anuncia y confirma del nacimiento de este niño:
1. ¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño?
2. ¿Qué debemos hacer con él?
Y vemos a través del pasaje cómo Dios les da unas instrucciones claras y específicas sobre lo qué deberían hacer con ese niño porque en el futuro sería utilizado en gran manera por Dios.
Me parece ver a aquellos padres temerosos de Dios poniendo todo su empeño y dedicación a ese niño. Inculcándole desde niño el amor a Jehová y haciéndole entender que sería usado con propósitos especiales por Dios. Enseñándole a guardar Sus mandamientos y viviendo un estilo de vida totalmente diferente.
Medito en lo importante que es que desde pequeños los niños reciban una instrucción sana. La Biblia dice claramente en Proverbios 22:6: “instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”. En Deuteronomio 6:5-9, observamos las instrucciones que les da el Señor al pueblo de Israel diciendo: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.
Hoy día muchos padres enseñan a sus hijos y les dicen: “tienes que ser alguien grande, sé abogado, doctor, maestro, ingeniero, arquitecto, gana mucho dinero”. Y eso está muy bien, es bueno enseñarles a los hijos a aspirar las mejores cosas y a trabajar para alcanzar logros y éxitos. Pero recuerdo muy claramente que mis padres también me decían: “sé una sierva de Dios, busca primeramente el reino de él porque las demás cosas serán añadidas, deléitate en Jehová y el concederá las peticiones de tu corazón”. Y aprendí que Dios era el primero en mi vida y que si le honraba, él se encargaría de mis asuntos.
Desde pequeña sentí ese llamado de Dios arder en mi corazón, porque sabía que él me había creado para marcar mis tiempos. Que tal vez no llegaría a ser famosa, pero si que lograría cumplir con su propósito en mi vida y de algún modo marcar las vidas por el poder transformador de Dios.
Pero veamos lo que dice la Biblia que sucedió: “Y la mujer dio a un luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol” (Jueces 13:24-25). ¡Qué maravilloso ver que conforme los hijos van creciendo, el Señor los va bendiciendo y comienza a manifestarse en ellos! Si tu deseas que tus hijos sean ministros de Dios, si deseas que sean personas de bien, de ejemplo e influencia, comienza enseñándoles lo principal que es amar a Dios, temerle y servirle.

No importa que el enemigo te haga pensar que ellos no van a lograr ser de bendición, créele a Dios, decláralo y úngelos, porque Jehová cumplirá su propósito en ellos. Habla sobre tus hijos palabras de fe, de bendición y de bien, corrígelos con amor cuando lo necesiten y preséntalos al Señor en oración.

Autora: Brendaliz Avilés

sábado, 26 de mayo de 2012

El deseo de no ser madres | Entremujeres

El deseo de no ser madres | Entremujeres

PRDÓN MAMÁ...

Perdón a mama...

Yo solo quiero escribir unas cuantas notas a un ser maravilloso que iluminó mi vida al momento que nací, era pequeñito, me sentí desprotegido pero cuando ella me tomó me sentí muy segurito.
Ella me enseñó a ver la vida de otro color, a afrontar la vida con valentía y siempre ser un luchador.

En los momentos mas difíciles que sentía que caía, ella estaba siempre a mi lado y su mano me ofrecía, una sonrisa suya mi mundo oscuro iluminaba, una caricia era todo lo que yo solo anhelaba.
Al pasar los largos años ya no la fui valorando, todo eso que de niño miraba bello de grande solo eran tontadas, darle un beso va! eran bobadas te imaginas que vergüenza que me vieran los amigos pensarían que seguiría siendo un niñito.
Y así transcurrieron los años y de mi vida la fui apartando ya no era mi máximo anhelo pensaba que en mi vida tenían otras cosas mas importantes que eso.
Ahora que ya no la tengo quisieran que supieran que tanto me arrepiento.
Quisiera retroceder el tiempo y valorar a esa persona que la vida me dio y decirle de grande que tanto la quiero, que me gustaría de nuevo ser aquel pequeñuelo, jugar entre sus brazos y llenarla de besos, quisieran que supieran que tanto me arrepiento.
Mi consejo solo este: valoren a esa persona que tanto los ama a esa persona que solo se llama madre y que no llegue a pasar por lo que yo estoy pasando llorar por ella y tratar de decirle y demostrarles el amor cuando ya no esta con uno.
Espero que en el cielo madre tu me estés viendo y sepas ahora cuanto te quiero, cuanto te extraño y me perdones por dedicarte tan poco tiempo, solo espero que algún día juntos podamos estar y ahí valorar el tiempo que en la tierra no supe aprovechar.
Te amo mamá...






Colaboración de gusanito de seda

miércoles, 11 de abril de 2012

APROVECHA EL DÍA

No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido un poco feliz, sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el mundo.
Somos seres humanos llenos de pasión.
La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en tí está el futuro y en encontrar la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
No permitas que la vida te pase a tí sin que la vivas...
Autor: Walt  Withman

lunes, 2 de abril de 2012

COMBUSTIBLE ESPIRITUAL ARI PALUCHI


 
La espiritualidad es la necesidad consciente de Dios. Quien lea este libro está sobreaviso de que
no será un ser más espiritual por leerlo, tampoco lo seré yo por escribirlo. A la escritura de esta
obra la precedieron intenciones de mejorar mi vida, compensar mis miserias, dominar mi ego;
en definitiva, encontrar la paz más ansiada que tal vez hoy por hoy sea la que menos cotiza: la
paz con uno mismo. Estar en paz con uno mismo es lo que debemos procurar para estar en paz
con los demás.
Comencé a escribir este libro formalmente en abril de 2007, terminé de escribirlo en los
primeros
días de febrero de 2008. Me impuse una rutina de escritura más o menos metódica para poder
entregarlo en la fecha convenida con la editorial. De todos modos, este libro que hoy tenés en
tus manos es la consecuencia de lecturas múltiples, de contactos varios con facilitadores
espirituales y, por sobre todas las cosas, de la inspiración surgida de mi vínculo con Dios, quien,
a mi humilde entender, me envió permanentes señales y me guió para que yo fuera un mero
traductor.
Si este libro te ayuda, te inspira o te orienta en la buena senda, siento que mi misión como mero
canal de Dios está cumplida y mucho se lo agradezco. Si así no fuera, no escapo al compromiso
ni a
la responsabilidad, igual le agradezco la oportunidad, y pido disculpas por no haber podido estar
a la altura que la ocasión exigía.
Escribir este libro implicó una experiencia maravillosa: a medida que surgían conceptos, ideas y
consejos que percibí de Dios a lo largo de meditaciones cotidianas, fui llenando las hojas en
blanco; momentos sensacionales que aparecían cada vez que salía a correr y sentía que Él me
ayudaba a mover mis brazos y mis piernas y, especialmente, a expandir mi conciencia.
Como ser terrenal que soy, necesitado de mis hermanos, agradezco la enorme sabiduría de
aquellos
que con sus libros, charlas, entrevistas y conferencias ayudaron, voluntaria o involuntariamente,
en mayor o menor medida, a la confección de esta obra. Intenté reflejarlos con la mención
pertinente a lo largo de todo este libro.
Algunos días antes de terminar de escribir
padre.
Aunque su fallecimiento era previsible ––padecía de una penosa enfermedad––, fue muy
doloroso y triste. Admito que mi búsqueda espiritual más allá del lógico remezón que me causó
su desaparición ha sido y es de enorme ayuda para aceptar su muerte y honrar con mi vida la
suya. Querido Coco, sé que tu espíritu, donde quiera que esté, será el primero y el más exigente
lector.
Otra muerte de una persona allegada a mi familia, apenas un par de años mayor que yo,
marcaría el comienzo de una nueva etapa, sobre la que te contaré en las próximas páginas.
Querida Mónica, tu partida, de alguna manera marcó mi llegada al mundo de la espiritualidad.
Hace algunos años, aproximadamente cuatro, por distintas circunstancias, sentí la necesidad de
saciar mi insatisfacción y mi sensación de vacío existencial. Busqué un camino que me llevara a
mi sendero espiritual, hoy transito ese camino guiado por la intención de ayudarme y, como
consecuencia, tal vez ayudar a otros que puedan estar en una búsqueda semejante.
La espiritualidad tal vez no sea otra cosa que un entrenamiento diario y apasionante para
establecer
contacto con Dios a través de la divinidad que encarna nuestro ser interior. De modo tal que
nuestro contacto con él sea más frecuente y más consciente, sin limitarlo a un rezo o a un
pedido, y nos pueda servir para estar atento a las señales que desarrollará nuestra intuición, y
finalmente aprender «el para qué» de lo que nos sucede.
El notable pensador oriental Osho nos dice: «Cuando inhalamos recibimos a Dios, cuando
exhalamos nos entregamos a él». Esta frase magistral no deja de revelar cómo la espiritualidad
puede marcar diferencias para una vida mejor, en plenitud y con un propósito, aun en un hecho
tan sagrado como la respiración; la mayoría de las personas no le prestan atención alguna, casi
no la registran, porque solo ven en ella una experiencia mecánica y automática.
Indudablemente el preciado contacto con la divinidad será más fluido cuando logremos elevar
nuestro espíritu, es ahí cuando surge lo mejor de nosotros. Una reglita básica en la materia
podría ser la siguiente: A espíritu elevado, Dios cercano.
A la inversa, cuando no fluimos, cuando emitimos en frecuencias bajas, las consecuencias
hablan por sí mismas. Cuando un ser humano comete actos miserables, se dice que lo suyo es
una bajeza. Cuanto más ligeros de equipajes vayamos, cuanto más nos elevemos
espiritualmente, más probable será el contacto con nuestro cable a la divinidad, nuestro ser
interior en el cual fluimos como canal de Dios, canal muy profundo del que el ego no sale a
flote.
Muchas veces habrás escuchado la expresión: «El cielo en la tierra»; pues bien no busques más,
el cielo en la tierra no es otra cosa que la paz interior, de eso se trata y hacia eso apunta la
espiritualidad. Busco en este libro la aplicación de una espiritualidad que pueda ayudarte a
encontrar esa paz interior, paz interior que por sobre todas las cosas y más allá de los
instrumentos
externos a los que puedas recurrir, vive dentro de tu ser.
Pero volviendo a mi objetivo, quisiera comunicarte una espiritualidad despojada de formas y
ritos, absolutamente inclusiva y de aplicación a nuestra vida cotidiana. En definitiva, “el
combustible espiritual” con el que nutriré cada una de las páginas intenta humildemente que la
sabiduría se torne un hecho práctico.
Algunos párrafos más arriba te señalaba la necesidad espiritual de la elevación. Se trata ni más
ni menos que de elevarse para retomar la fuente divina. La cábala, milenaria sabiduría hebrea,
propone vaciar la impureza y conectarse con la luz que está por encima de nosotros, la luz del
creador. De ahí la necesidad de elevarnos y buscar la iluminación.
Poco antes de iniciar mi búsqueda espiritual (si bien siempre fui creyente), hice terapia con un
psiquiatra, coincidentemente con una época de mi vida en la que viví algunas situaciones muy
estresantes. El reconocido profesional concluyó ante mis temores y angustias que yo era lo que
podría llamarse un «worried» (un preocupado) y sugirió que para superar ese cuadro podría
probar con alguna medicación. Su diagnóstico, muy respetable por cierto, fue para mí una señal
de que esa terapia había llegado a su fin.
Hoy, a la distancia, agradezco esa circunstancia que me impulsó a profundizar esa búsqueda de
la que te hablé al principio de este capítulo. Estudios científicos demostraron que las personas
que se preocupan menos merced a la meditación, alcanzan un estado de calma mental que va
acompañado de una mejora en su actividad neurológica y en la respuesta fisiológica.
En mi caso particular, la etapa en la que comencé a meditar cotidianamente, paralela a una
búsqueda espiritual, dio lugar a una mejora notable en el aspecto físico ––incluso fue muy
visible para los demás: recibí constantes comentarios sobre este cambio en mi apariencia––, un
virtual rejuvenecimiento. Afortunadamente, ni una cosa ni la otra requirieron de quirófano o de
farmacia.
Desde hace muchos años la metafísica enseña que como es adentro es afuera. El cambio interior
es el primer paso para el cambio exterior, ya sea para bien o para mal. Los pensamientos
preocupantes crónicos me generaban (y me volverían a generar si volviera a ellos) angustia,
depresión, estrés. Una regla de oro sostiene que somos lo que pensamos, de alguna manera se
vincula con el pensamiento cartesiano de «Pienso, luego existo». Afortunadamente, nuestros
pensamientos
pueden cambiar, por ende nosotros podemos cambiar.
Tal vez si la regla de oro es «somos lo que pensamos», la de platino podría ser: «somos lo que
sentimos». Al cambiar nuestros pensamientos, cambian nuestros sentimientos. Lo que
proyectemos con nuestras acciones y pensamientos será la trama que el universo proyectará en
el cine de nuestra existencia.
El combustible espiritual, sufrí la muerte de mi
El combustible espiritual
omnipotencia y a entregar la situación a Dios. Se trata de aprender a no agobiarse con temores
permanentes sobre lo que nos pasa. A los budistas se les adjudica la muy interesante frase: «Si
sucede, conviene».
Steve Jobs, supercapo de la tecnología, líder de emprendimientos como Apple y Pixar, explicó
en su
magnífico discurso a graduados de una prestigiosa universidad americana: «La línea de puntos
siempre se extiende hacia atrás»; esto es que una vez que pasamos por el supuesto problema,
solo después de un tiempo prudencial, mirando hacia atrás, entenderemos la razón de la
existencia y tal vez la conveniencia de ese problema para el desarrollo de nuestra vida, nuestro
crecimiento y nuestro aprendizaje.
Alguna vez el dos veces ganador del Oscar, el músico Gustavo Santaolalla, declaró que la vida
es una sucesión de problemas y soluciones. Aunque parezca una verdad recurrente, con
preocuparse no se soluciona nada, con ocuparse se soluciona bastante y si además «entregamos»
la situación, solucionaremos mucho más.
nos enseña a corrernos de nuestro protagonismo extremo, de nuestra
El combustible espiritual
frase, suelo contar en la radio la historia de un pueblo inundado en el que evacuaron a toda la
población a excepción del cura, que en tres oportunidades se negó a abandonar la iglesia. El
sacerdote falleció y al llegar al cielo cuestionó a Dios por no haberlo ayudado, entonces este le
respondió: «Yo te ayudé tres veces».
Cuando entregamos a Dios una situación que nos aflige, una vez que hicimos nuestra parte, lo
que estamos haciendo es entregar el control del ego a la guía del espíritu y a través de la entrega
llevamos adelante un acto de fe.
nos recuerda que Dios ayuda a los que se ayudan. Para graficar esta
El combustible espiritual
ciega, la fe es visionaria. Una vez que empezamos a hacer costumbre el acto de entrega,
empezamos a desarrollar la intuición, a estar atentos a las señales, a los avisos que
inevitablemente llegarán. Es maravilloso cómo funciona este mecanismo una vez que lo
aceitamos y lo ejercemos sin reservas. Así es como empezamos a tomar decisiones en paz, no
desde el ego (miedo, duda, envidia, culpa, sentido desbordado de la competencia) sino de la
espiritualidad que te permitirá tomar la determinación más apropiada a tu propósito en la vida.
Al reconocido psiquiatra que mencioné antes, lo «reemplacé» por mi psicólogo actual y autor
del prólogo de este libro, Gustavo Bedrossian, que me dio varias lecciones, una de ellas el día
que me mostró un pequeño papel que siempre lleva en su agenda y en el que tiene escrita su
misión en la vida. En tres o cuatro líneas tiene resumido su propósito en este mundo y si bien lo
tiene muy claro, de vez en cuando lo desempolva cuando, por ejemplo, recibe alguna oferta y
certifica que esta no lo aleje de su misión en la vida.
Es aquí donde podríamos hablar, tal como me enseñara otra de las personas que más me guió en
materia espiritual, mi maestra Beatriz Berro, de «propósito interno» y «de propósito externo».
Cuando estos coinciden, nuestra vida fluye, el conflicto desaparece y el ser evoluciona en su
cometido máximo. Cuando, por el contrario, el propósito interno (el espiritual, el de la misión)
colisiona con el externo (el del ego, el de la ambición sin sustentos) renace el conflicto.
Con los años aprendemos que hay personas, trabajos, bienes materiales que no son para
nosotros, así como hay personas, trabajos, bienes materiales que inevitablemente formarán parte
de nuestra vida. La espiritualidad no es matemática; es laxa y se desarrolla en función de la
evolución individual de cada ser, cada uno de nosotros hará su experiencia aunque finalmente
todos los seres se verán alcanzados por las mismas leyes del universo, más tarde, más temprano.
No está mal –y hace al aprendizaje y a la evolución– cometer errores y golpearse la cabeza
contra la pared. No es de tontos equivocarse, la tontería pasa por persistir en el error.
combustible espiritual
obstáculos que tuviste que enfrentar en el camino».
Podemos evolucionar, podemos involucionar; todo a su tiempo. Incluso podemos quedarnos
estancados pero recordá que el estancamiento prolongado es el primer paso para llegar a la
involución permanente.
El médico y líder espiritual Deepak Chopra sostiene que todos tenemos un don, un talento, y
que hay alguien en el mundo que necesitará de él. Cuando tu talento y la necesidad del otro
encastran, tu labor ha comenzado; cuando esa labor es puesta al servicio de los demás, el éxito
está asegurado.
Cuando el cantante y compositor argentino-venezolano Ricardo Montaner nos visitara en la
radio en
nuestra sección de
Ricardo considera que es una gracia divina concedida a cada uno de nosotros al nacer, no por
mérito nuestro, y que se convierte en una especie de préstamo que Dios nos hace.
Pongámoslo en términos materiales, sería algo así como nacer y tener otorgado un préstamo de
50.000 dólares; de cómo manejemos ese préstamo, dependerá el éxito que tengamos con él. Si
sabemos administrar nuestro don y entendemos para qué nos ha sido concedido, una vez más el
éxito será inevitable; si por el contrario no le damos el uso debido y no lo administramos, nunca
mejor dicho: «Como Dios manda», así como llegó a nuestra vida, se irá sin más.
La vida está llena de ejemplos de personas que utilizaron distorsionadamente o solo para su
propia utilidad el don; en el transcurso del libro profundizaremos la cuestión. Sé que al leer esto
de que todos tenemos un don y una misión, muchos se preguntarán cuál es su cometido en esta
vida y cuál es el instrumento que se les ha proporcionado para tamaño propósito. Pues bien,
como una pequeña orientación podríamos señalar aquí algunas formas para poder establecerlo.
Podríamos preguntarnos con qué actividad no nos damos cuenta o no somos conscientes del
paso del tiempo. Podríamos formularnos el interrogante acerca de qué dejaríamos de hacer si
nos ganáramos la lotería. Debo confesarte que en mi caso creo que, aun percibiendo un loto
millonario, seguiría trabajando en lo que más me gusta, la comunicación (este libro es una de
esas formas), el periodismo y, en particular, la conducción y producción de programas de radio.
Para quienes siguen buscando una respuesta sobre su canal de realización en la vida, les
sugeriría
estar atentos a lo que los otros ven en ustedes: muchas veces no somos conscientes de lo que
hacemos naturalmente con aptitud y los otros observan con admiración.
Lógicamente que aquello que hacemos bien, que disfrutamos hacer, que surge de nosotros sin
esfuerzos denodados, combinado con un sentido de organización y utilidad material lógica,
podrá convertirse en nuestra labor y medio de vida.
propósito de nuestra vida es dar lugar a lo mejor que llevamos dentro».
En la vida se nos presentan oportunidades y opciones frecuentes que nos permiten y hasta nos
obligan a elegir, a tomar decisiones. Esto es básicamente lo que llamamos
elección diaria de mayor significación que hacemos pasa por elegir entre la luz y la oscuridad,
entre el ego y el espíritu, entre el amor y el miedo.
Con el tiempo empezamos a entender que cuanta mayor es nuestra dependencia del ego, menor
es la conexión que podamos establecer con Dios. Cuanto más seguimos al ego, más nos creemos
el personaje, menos somos nosotros mismos y más alejados quedamos de la misión a
emprender. Para decirlo más claramente: quedamos al costado de nuestro camino, el único
sendero por el que finalmente alcanzaremos nuestro propósito, que es el mismo que nos trazara
quien aquí nos trajo.
El ego es un hábil controlador, el control es una situación forzada de dominio, donde las
cuestiones y circunstancias son consecuencia de esfuerzos permanentes, de sacrificios vanos que
arrojan resultados siempre insatisfactorios. Así como el ego controla tu vida, el espíritu la guía;
siempre estamos a tiempo de diluir el ego y entregar nuestra vida a la luz. Dejemos de lado los
sacrificios inútiles y hagamos contacto con la fluidez como hecho cada vez más frecuente en
nuestras vidas.
Más allá de que tenga buena prensa, no es bueno ir por la vida con los puños apretados.
Hay dos acciones que caracterizan el comportamiento natural de los seres espirituales: soltar y
fluir.
Hay dos acciones que caracterizan el comportamiento automático de quienes están regidos y
sometidos por el ego: controlar y sufrir.
nos recuerda que la fe es lo contrario de la duda pero que la fe no esElnos dice: «Medí tu éxito en la vida no por lo que has logrado sino por los“El combustible espiritual”, me explicó su interesante teoría sobre el don:El combustible espiritual nos recuerda: «Elel libre albedrío, y la
El combustible espiritual
lo que conviene y nos ayuda a tener en cuenta que hay conductas que nos otorgarán felicidad
por un rato y otras, por el resto de nuestras vidas. Aunque cueste entenderlo, tarde o temprano
aceptamos que en nuestras vidas no vivimos nada que no nos corresponda aprender.
Retomemos el concepto relacionado con la acción de fluir: una actitud relajada es el primer paso
para insertarse en este círculo virtuoso. Veámoslo así: relajarse es dejar que las cosas sucedan,
no oponer resistencia, completar el proceso que permitirá que tu vida fluya. Como señalábamos
anteriormente,
podés ayudar a Dios, pero él sí a vos».
En términos muy prácticos, relajarse no es tirarse a chanta; relajarse es saber que ya hiciste
tu parte y que del resto vos no te encargás, esa es la entrega: dejar que un poder mayor que el
nuestro dirija nuestra vida.
Cada uno de los capítulos que conforman el resto de este libro nos ilustrará con mayor precisión
y ejemplos varios acerca de lo que estamos planteando en esta parte inicial. Uno de ellos
titulado «Cuidado con lo que te propongas, porque lo puedes lograr», abunda sobre una cuestión
que se vincula con dejar fluir nuestra vida y entender el «para qué» de lo que nos sucede.
nos hace entender que finalmente prevalece lo que corresponde sobreEl combustible espiritual nos recuerda: «Dios ayuda al que se ayuda, vos no
El combustible espiritual
medida que compartimos los conceptos vinculados con la necesidad de entregar nuestra vida,
aprender a relajarnos, evitar lo forzado, no someternos al control del ego y buscar la armonía del
fluir, entendemos el papel dañino que juega la resistencia.
El ser espiritual padece dolor, pero no sufrimiento, sabe que el dolor forma parte del
aprendizaje. Con el tiempo entiende que el sufrimiento es una derivación del deseo de algo
distinto de lo que le pasa. No está mal desear algo diferente, pero el ser espiritual entiende que
eso que le pasa es consecuencia muy probablemente de una decisión equivocada. Por lo tanto,
ese dolor no es otra cosa que una lección y el aprendizaje de esa lección le permitirá tomar
determinaciones correctas para que ya no haya dolor.
cuando comprendemos
por qué nos sucede algo, «para qué» nos sucede, lo aceptamos, trascendemos la dificultad y
finalmente aprendemos la lección.
En la espiritualidad lo importante no es aprobar, lo importante es aprender. Como forma tal vez
cruel de simplificar este mensaje, podríamos decir que tal vez una de las máximas verdades de
la vida es: «El que no aprende, se jode».nos dice: «Muchas veces no obtener lo que querés es una suerte».

UNA MADRE ESPECIAL PARA UN NIÑO ESPECIAL





Me dicen que en este año más de cien mil mujeres serán madres de niños con capacidades especiales.

Me he preguntado cómo son escogidas estas mamás, y como respuesta he imaginado a Dios mirando desde el cielo a la Tierra.

Conforme el Señor observa a las mamás, da instrucciones… a un ángel, su secretario, quien anota en una gran libreta.

Cuando Dios mira a una mujer con cualidades especiales, sonríe y ordena: “Dale a ella un hijo con desarrollo limitado”.

El ángel, curioso, pregunta, “¿por qué a ella, Señor, si se la ve tan feliz?” Dios responde: “Así es, mas no podría darle un niño con problemas a una mamá que no supiera reír…, sería cruel.”

“Pero, ¿tendrá paciencia, Señor?”, pregunta el ángel.

“Yo no quiero que ella tenga paciencia, porque se hundiría en un océano de autocompasión y desolación”, respondió Dios, quien siguió diciendo: “Una vez que el impacto haya pasado y el resentimiento se haya borrado en ella, sabrá manejarlo; ya la observé hoy, es segura e independiente, como se necesita en una madre especial.

Como sabrás, el niño que voy a darle tiene su propio mundo, y ella tiene que permanecer en el suyo… no va a ser fácil, lo sé”. El ángel replicó, “Pero Señor, yo no creo que, siquiera ella, siga creyendo en Ti después de esto”.

Dios sonrió y dijo: “No importa, eso lo arreglaré; ella es la mujer adecuada, tiene suficiente entereza, además, – ofreció Dios- es una mujer a quien bendeciré toda su vida, ella no se dará cuenta, pero será envidiada.

Sabrá valorar cualquier palabra que salga de la boca de su hijo. Nunca considerará los avances de él como cosa ordinaria; cuando su hijo diga mamá por primera vez, será testigo de su gran esfuerzo y lo amará más; cuando él le describa un árbol o una puesta de sol, los verá como poca gente ve mis creaciones.

Nunca estará sola, yo estaré a su lado cada minuto de cada día de su vida, porque estará haciendo mi trabajo con el mismo amor con el que yo lo haría.” Finalmente el ángel preguntó: “¿Quién será el santo patrono del niño?”. Dios le respondió:

“Bastará con que se mire en un espejo, ahí mismo lo encontrará.”

sábado, 17 de marzo de 2012

AMAR Y QUERER A LOS HIJOS

Amar y querer no es lo mismo

Podría pensarse que cuando hablamos de amar o de querer estamos hablando de lo mismo.
Pero no sólo es distinto, sino que puede ser todo lo contrario.
Cuando amamos aceptamos a los seres queridos como son y vemos ante todo sus cualidades, animándolos a ser lo mejor que puedan ser.
Cuando los queremos nos centramos es en sus defectos y exigimos que los cambien para que sean lo que soñamos.
Cuando amamos somos generosos con los seres queridos, damos con gusto y sin llevar cuentas ni esperar nada a cambio.
Cuando los queremos damos sólo lo que nos conviene, o reclamamos retribuciones por lo que les hemos dado.
Cuando amamos disfrutamos con los triunfos de los seres queridos, pero estamos a su lado para apoyarlos cuando fallan.
Cuando los queremos asumimos sus éxitos y fracasos como propios, vanagloriándonos de los unos y rechazándolos por los otros.
Cuando amamos procuramos liberar a los seres queridos, promoviendo su autonomía y sus atributos para que puedan ser los protagonistas de su vida.
Cuando los queremos procuramos controlarlos y resolverles la vida para mantenerlos dependientes.
Cuando amamos cuidamos a nuestros seres queridos como si fueran un tesoro, y los tratamos siempre con respeto y consideración.
Cuando los queremos no tenemos reparo en ofenderlos o humillarlos en aras de corregirlos.
Cuando amamos creemos que nuestros seres queridos son lo máximo.
Cuando los queremos vivimos comparándolos y presionándolos para que sean mejores que los demás.
¿Será que amamos o que queremos a nuestros hijos?
Por Angela Marulanda, Autora y Educadora Familiar

UN HIJIO

Los hijos…

“…los hijos son bendiciones, cuya vida es una oportunidad para enriquecer la nuestra, porque enseñándoles aprendemos de ellos, formándolos revisamos nuestro proceder, amándolos gozamos de los frutos de su amor y ayudándolos a crecer, crecemos y nos hacemos mas humanos.”
Dedicatoria de “Sigamos Creciendo con Nuestros Hijos”
de Ángela Marulanda

REFLEXIONES

14 pedidos de un hijo a su padre

  1. No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana.
    Si me haces quedar mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
  2. No me des sin medida, todo lo que te pida.
    A veces pido para saber hasta cuánto es razonable tomar.

  3. No me grites.
    Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero perder el respeto por ninguno de los dos.
  4. No estés siempre dando órdenes.
    Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
  5. Cumplí las promesas que hagas, buenas o malas.
    Si me prometes un premio, dámelo; si es una penitencia sostenla.
  6. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por vos, ni siquiera para sacarte de un apuro.
    Me hace sentir mal y perder la fe en lo que decís.
  7. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén tu decisión.
    Porque si no viviré siempre pendiente del próximo cambio de idea.
  8. Déjame valerme por mí mismo.
    Si lo haces todo por mí, nunca podré aprender.
    Por si lo olvidaste, sólo se aprende de los errores.
  9. Cuando estés equivocado en algo, admítelo.
    Crecerá la opinión que yo tengo de vos y de paso me enseñarás a admitir también mis equivocaciones.
  10. No me exijas que te diga “porqué lo hice” cuando hago algo que no está bien.
    A veces ni yo mismo lo sé.
  11. Enséñame a amar y a darme la oportunidad de conocer a los otros.
    No importa si la vida me lo va a enseñar de todos modos; porque de nada vale si veo que vos no amas ni vivís en contacto con el prójimo.
  12. No me digas que haga una cosa si vos no la haces.
    Yo aprendo siempre de lo que hacés; pero me cuesta hacer lo que decís sin coherencia con tu propio actuar.
  13. No me digas: “No tengo tiempo para tonterías” cuando te cuente un problema mío.
    “Eso no tiene importancia”.
    Tratá de comprenderme y ayudarme.
  14. Y sobre todo si es cierto que me quieres, dímelo de vez en cuando.
    A mí me gusta oírtelo decir, aunque vos no creas que sea necesario y aunque yo nunca te lo diga, porque por supuesto yo te amo con todo mi corazón.
(autor desconocido)


HAY CUANDO VENGA TU PADRE

El rol del padre

Ser papá hoy no es fácil. En los últimos años se han visto cambios en el rol del padre.
La revolución femenina ha traído consigo mujeres fuertes que continúan siendo las figuras centrales en la crianza.
A pesar de esto los padres jóvenes están haciendo más presencia y compartiendo las responsabilidades de la crianza. Hay una exigencia clara hacia los hombres a que sean mejores padres.
Anteriormente el papá era más ausente y esto se toleraba con facilidad. Hoy sabemos que el papá es tan importante como la mamá. Es una figura que imparte disciplina, pone orden y da seguridad a sus hijos.
Hay una protección especial que la da solo el papá. Como decía un niño de 8 años: “Cuando mi papá está en la casa duermo más tranquilo”. Los hijos para crecer armoniosamente necesitan también de la aprobación del padre. Las niñas necesitan ese amor aprobatorio del padre para luego sentirse seguras y atractivas como mujeres. El hijo varón necesita un papá que sea su héroe, su personaje especial, al que después tratarán de imitar.
Papá es importante y hoy, más que nunca, es necesario tener estas dos figuras tan diferentes que nos guían en nuestros roles futuros.
Papá y mamá deben compartir funciones alrededor de los hijos. Por ejemplo, papá podría encargarse con todo lo que tenga que ver con deportes y dinero y mamá con la ropa, comida, permisos.
Lo que sí es claro es que papá no debe competir con mamá y mamá debe abrirle un espacio a papá. Cada uno tiene un rol protagónico en la vida de los hijos.
Pese a esto aún hay ausencia de la figura paterna.
Esta es una mala tradición que ha dejado hijos con carencias importantes y sin modelos positivos que emular. Desafortunadamente las estadísticas muestran que el 75 por ciento de los delincuentes jóvenes crecieron sin padre porque éste decidió evadir su responsabilidad.
La exigencia y la necesidad de papá va en aumento y ojalá nuestros hombres se fortalezcan y le cumplan de manera cabal a esta generación de hijos.
Annie de Acevedo
Psicóloga

lunes, 12 de marzo de 2012

LOS NIÑOS DE HOY NECESITAN A SUS PADRES

Los niños de hoy necesitan con desesperación padres que:
…jueguen a tirar y agarrar la pelota, disfruten las reuniones de té o luchen porque el corazón de un niño está allí y partan a conquistarlo.
…rían hasta que les duela el vientre y las lágrimas caigan de sus ojos mientras en secreto crean profunda amistad y recuerdos que duren toda una vida.
…cometan errores pero considérenlos oportunidades maravillosas para aprender.
…coloquen en la agenda de su vida un concierto preescolar desafinado o un juego de pelota de niños de diez años, porque son de un infinito valor para aquellos que participan en ellos.
…amen en todo momento, porque el amor es un don dado libremente y no una recompensa por buenos servicios.
…escuchen mirando a los ojos y con ambos oídos, incluso cuando esto signifique arrodillarse sobre una rodilla.
…admitan cuando estén equivocados y trabajen para arreglar las cosas.
…escuchen de los necesitados y digan: ¡Hagamos algo para ayudarlos, ahora mismo! y activen un fuego incontrolable de generosidad y bondad.
…den el crédito a los demás y otorguen poder a los que impacten para que tengan éxito en todo lo que hagan.
…modelen el amor como acción, compromiso y verdad, incluso cuando duela porque crean que Dios puede obrar milagros aun en el corazón más duro.
…amen al Señor con todo su corazón, alma y mente, y sepan que el resto es solo detalles.
El corazón de cada niño late al ritmo del amor del padre.
Fuente: Historias de aliento para el corazón de un padre, Editorial Unilit

LA DIFISIL TAREA DE SER PADRES

¡Qué difícil tarea tienen los nuevos padres! A nosotros nos cuidaron para que no nos picara un alacrán, nos mordiera un perro o en el peor de los casos para que no nos abriéramos la cabeza en la bici o “avalancha”, que por cierto dejaron fabricar, pues creo ha sido el juguete más peligroso de todos los tiempos, pero también muy divertido, ¿verdad? Los nuevos padres ante el abandono en que dejan a sus niños por la necesidad que tienen ambos cónyuges de trabajar, ahora tienen que proteger a sus hijos de la tele, de niñeras abusivas, videojuegos sanguinarios, secuestradores, vendedores de droga y tristemente sabemos que hasta de malos sacerdotes.
Como soltero he pensado muy seriamente si en verdad deseo algún día traer a este mundo en crisis moral, económica y ambiental a un nuevo ser. No sé si sería justo o incluso responsable heredar a un inocente un mundo que a mí mismo me espanta, pero aun así, si algún día llega ese pequeño, quiero regalarle las siguientes palabras que he escrito en espera de su posible llegada:
Bienvenido, de corazón te digo se bienvenido. Bienvenido al mundo real, donde la gente no está dispuesta a sacrificar nada en favor de nadie a menos que tenga un beneficio o interés muy redituable. Bienvenido al mundo real donde vale lo que tienes aunque la gente sepa en realidad quién eres. Pues mientras tengas a nadie le preocupará cómo lo obtengas. Bienvenido al mundo real donde el amor dura menos que la juventud, donde las arrugas ahuyentan al ser amado que corre como desquiciado hacia rostros más jóvenes o mejor maquillados. Bienvenido al mundo real donde tu firma vale más que tu palabra y aún así, si no quieres cumplir, puedes alegar que no sabias lo que firmabas. Bienvenido al mundo real donde los golpes de la vida comienzan en casa. Donde se te enseña a mentir con un golpe si dices la verdad, pues si mientes y no lo descubren, te salvaste, pero si aceptas tu culpa, inevitablemente a un castigo te condenaste. Bienvenido al mundo real donde la muchedumbre se manifiesta fieramente en contra de la guerra pero en su propio hogar estalla a gritos a la hora de dialogar. Donde abiertamente se repudia la violencia pero te odian a muerte si a la gente dices sus defectos y en lugar de aceptarlos civilizadamente te echan en cara tus propias fallas y están dispuestos a lanzársete a golpes si no te callas. Bienvenido al mundo real donde avergüenza el aborto pero el país más poderoso del globo puede matar a miles de madres de niños apenas concebidos para “liberarlos” de un Saddam que ni siquiera han conocido. Bienvenido al mundo real, donde los seguidores del mismo amoroso Dios se odian a muerte desde el inicio de los tiempos, sólo por adorarlo en diferentes templos. Bienvenido al mundo real, donde la niñera, maestra y más confiable consejera tiene control remoto. Donde democracia significa ganar el voto de la multitud ignorante que aun sin saber leer o escribir tiene derecho al sufragio, aunque no entienda de propuestas ni en verdad conozca a su candidato. Bienvenido al mundo real, donde muchos confunden la risa con la burla y el llanto de un hombre con cobardía. Donde desnudar públicamente el alma es criticado pero desnudar el cuerpo es bien pagado. Bienvenido al mundo real. En mis brazos serás bien recibido, pues creo devotamente que una nueva esperanza nace contigo… si yo no cambio al mundo, confío que tú también lo intentarás; si en el camino me derrumbo, tú mis pasos seguirás.
Pero pase lo que pase en este planeta podrido, no viviré con el remordimiento de haberte traído, porque te juro que con la fuerza de todo mi amor, mientras llegas lucharé porque tu pequeño mundo comparado con el mío sea un poco mejor. Amor pequeño, hijito mío, de corazón te digo ¡SE BIENVENIDO!

PAPÁ NO SE METAN EN MI VIDA:

ESCUCHE A UNA JOVENCITA
¡No te metas en mi vida!
Su padre entonces le dijo:
¡Un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía!

Hace muchos años, gracias a Dios, y por el amor que mamá y yo nos tenemos, llegaste a nuestras vidas, ocupaste todo nuestro tiempo, aún antes de nacer.

Mamá se sentía mal, no podía comer, todo lo que comía lo devolvía, y tenía que guardar reposo.

Yo tuve que repartirme entre las tareas de mi trabajo y las de la casa para ayudarla.

Los últimos meses del embarazo, antes de que llegaras a casa, mamá no dormía y no me dejaba dormir.

Los gastos aumentaron increíblemente, tanto que gran parte de lo nuestro se gastaba en ti, en un buen médico que atendiera a mamá y la ayudara a llevar un embarazo saludable, en medicamentos, en la maternidad, en comprarte todo un guardarropa; mamá no veía algo de bebé que no lo quisiera para ti, una vestido , un moisés… todo lo que se pudiera, con tal de que tú estuvieras bien y tuvieras lo mejor posible.

¿Que no me meta en tu vida?
Llegó el día en que naciste: hay que comprar algo para darles de recuerdo a los que te vinieran a conocer (dijo Mamá), hay que adaptar un cuarto para el bebé.

Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras una alarma de reloj nos despertabas para que te diéramos de comer. En ocasiones te sentías mal y llorabas y llorabas, sin que nosotros supiéramos que hacer, pues no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo.

¿Que no me meta en tu vida?
Empezaste a caminar; yo no sé cuando he tenido que estar más detrás de “ti”, si cuando empezaste a caminar o cuando creíste que ya sabías.
Ya no podía sentarme tranquilo a leer el periódico o a ver una película, o el partido de mi equipo favorito, porque para cuando acordaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.

¿Que no me meta en tu vida?
Todavía recuerdo el primer día de clases, cuando tuve que llamar al trabajo y decir que no podría ir, ya que tú en la puerta del colegio no querías soltarme y entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve que entrar contigo a la escuela y pedirle a la maestra que me dejara estar a tu lado un rato ese día en el salón, para que fueras tomando confianza.
A las pocas semanas no sólo ya no me pedías que no me fuera, hasta te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus amiguitos.
¿Que no me meta en tu vida?
Seguiste creciendo, ya no querías que te lleváramos a tus reuniones, nos pedías que una calle antes te dejáramos y que pasáramos por ti una calle después, por que ya eras “grande”, “independiente”…
No querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcábamos reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda la vida y nosotros fuéramos unos perfectos “desconocidos” para ti.
¿Que no me meta en tu vida?
Cada vez sé menos de ti por ti mismo, sé mas por lo que oigo de los demás; ya casi no quieres hablar conmigo, dices que nada más te estoy regañando, y todo lo que yo hago está mal o es razón para que te burles de mí, pregunto: ¿con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes?.

Mamá se la pasa en vela y no me deja dormir a mí diciéndome que no has llegado y que es de madrugada, que tu celular está desconectado, que ya son las 3:00 y no llegas; hasta que por fin podemos dormir cuando acabas de llegar.

¿Que no me meta en tu vida?
Ya casi no hablamos, no me cuentas tus cosas, te aburre hablar con “viejos” que no entienden el mundo de hoy. Ahora sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la universidad, o para salir; o peor aún, te busco yo cuando tengo que llamarte la atención.
¿Que no me meta en tu vida?
Hijo, yo no me meto en tu vida, tu te has metido en la mía, y te aseguro que desde el primer día, hasta el día de hoy, no me he arrepentido de que te hayas metido en ella, y de que le hayas cambiado para siempre.

Mientras esté vivo, me meteré en tu vida, así como te metiste en la mía; para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti un hombre o una mujer de bien.

Solo los padres que saben meterse en la vida de sus hijos logran hacer de éstos, hombres y mujeres de bien, que triunfen en la vida y sean capaces de amar.
A los papás que lo hacen: ¡Muchas gracias por meterse en la vida de sus hijos, o mejor dicho, por haber permitido que sus hijos se metan en sus vidas!
A los hijos de esos papás: ¡Valoren a sus padres, no son perfectos per los aman; y lo único que desean es que ustedes sean capaces de salir adelante en la vida y triunfar como hombres y mujeres de bien, hombres y mujeres felices.
La vida da muchas vueltas, y en menos de lo que ustedes se imaginen alguien les dirá… “¡Papá, Mamá, no te metas en mi vida!”
La paternidad no es un capricho o un accidente, es un don de Dios, que nace del Amor.