sábado, 17 de marzo de 2012

REFLEXIONES

14 pedidos de un hijo a su padre

  1. No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana.
    Si me haces quedar mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
  2. No me des sin medida, todo lo que te pida.
    A veces pido para saber hasta cuánto es razonable tomar.

  3. No me grites.
    Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero perder el respeto por ninguno de los dos.
  4. No estés siempre dando órdenes.
    Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
  5. Cumplí las promesas que hagas, buenas o malas.
    Si me prometes un premio, dámelo; si es una penitencia sostenla.
  6. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por vos, ni siquiera para sacarte de un apuro.
    Me hace sentir mal y perder la fe en lo que decís.
  7. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén tu decisión.
    Porque si no viviré siempre pendiente del próximo cambio de idea.
  8. Déjame valerme por mí mismo.
    Si lo haces todo por mí, nunca podré aprender.
    Por si lo olvidaste, sólo se aprende de los errores.
  9. Cuando estés equivocado en algo, admítelo.
    Crecerá la opinión que yo tengo de vos y de paso me enseñarás a admitir también mis equivocaciones.
  10. No me exijas que te diga “porqué lo hice” cuando hago algo que no está bien.
    A veces ni yo mismo lo sé.
  11. Enséñame a amar y a darme la oportunidad de conocer a los otros.
    No importa si la vida me lo va a enseñar de todos modos; porque de nada vale si veo que vos no amas ni vivís en contacto con el prójimo.
  12. No me digas que haga una cosa si vos no la haces.
    Yo aprendo siempre de lo que hacés; pero me cuesta hacer lo que decís sin coherencia con tu propio actuar.
  13. No me digas: “No tengo tiempo para tonterías” cuando te cuente un problema mío.
    “Eso no tiene importancia”.
    Tratá de comprenderme y ayudarme.
  14. Y sobre todo si es cierto que me quieres, dímelo de vez en cuando.
    A mí me gusta oírtelo decir, aunque vos no creas que sea necesario y aunque yo nunca te lo diga, porque por supuesto yo te amo con todo mi corazón.
(autor desconocido)


HAY CUANDO VENGA TU PADRE

El rol del padre

Ser papá hoy no es fácil. En los últimos años se han visto cambios en el rol del padre.
La revolución femenina ha traído consigo mujeres fuertes que continúan siendo las figuras centrales en la crianza.
A pesar de esto los padres jóvenes están haciendo más presencia y compartiendo las responsabilidades de la crianza. Hay una exigencia clara hacia los hombres a que sean mejores padres.
Anteriormente el papá era más ausente y esto se toleraba con facilidad. Hoy sabemos que el papá es tan importante como la mamá. Es una figura que imparte disciplina, pone orden y da seguridad a sus hijos.
Hay una protección especial que la da solo el papá. Como decía un niño de 8 años: “Cuando mi papá está en la casa duermo más tranquilo”. Los hijos para crecer armoniosamente necesitan también de la aprobación del padre. Las niñas necesitan ese amor aprobatorio del padre para luego sentirse seguras y atractivas como mujeres. El hijo varón necesita un papá que sea su héroe, su personaje especial, al que después tratarán de imitar.
Papá es importante y hoy, más que nunca, es necesario tener estas dos figuras tan diferentes que nos guían en nuestros roles futuros.
Papá y mamá deben compartir funciones alrededor de los hijos. Por ejemplo, papá podría encargarse con todo lo que tenga que ver con deportes y dinero y mamá con la ropa, comida, permisos.
Lo que sí es claro es que papá no debe competir con mamá y mamá debe abrirle un espacio a papá. Cada uno tiene un rol protagónico en la vida de los hijos.
Pese a esto aún hay ausencia de la figura paterna.
Esta es una mala tradición que ha dejado hijos con carencias importantes y sin modelos positivos que emular. Desafortunadamente las estadísticas muestran que el 75 por ciento de los delincuentes jóvenes crecieron sin padre porque éste decidió evadir su responsabilidad.
La exigencia y la necesidad de papá va en aumento y ojalá nuestros hombres se fortalezcan y le cumplan de manera cabal a esta generación de hijos.
Annie de Acevedo
Psicóloga

lunes, 12 de marzo de 2012

LOS NIÑOS DE HOY NECESITAN A SUS PADRES

Los niños de hoy necesitan con desesperación padres que:
…jueguen a tirar y agarrar la pelota, disfruten las reuniones de té o luchen porque el corazón de un niño está allí y partan a conquistarlo.
…rían hasta que les duela el vientre y las lágrimas caigan de sus ojos mientras en secreto crean profunda amistad y recuerdos que duren toda una vida.
…cometan errores pero considérenlos oportunidades maravillosas para aprender.
…coloquen en la agenda de su vida un concierto preescolar desafinado o un juego de pelota de niños de diez años, porque son de un infinito valor para aquellos que participan en ellos.
…amen en todo momento, porque el amor es un don dado libremente y no una recompensa por buenos servicios.
…escuchen mirando a los ojos y con ambos oídos, incluso cuando esto signifique arrodillarse sobre una rodilla.
…admitan cuando estén equivocados y trabajen para arreglar las cosas.
…escuchen de los necesitados y digan: ¡Hagamos algo para ayudarlos, ahora mismo! y activen un fuego incontrolable de generosidad y bondad.
…den el crédito a los demás y otorguen poder a los que impacten para que tengan éxito en todo lo que hagan.
…modelen el amor como acción, compromiso y verdad, incluso cuando duela porque crean que Dios puede obrar milagros aun en el corazón más duro.
…amen al Señor con todo su corazón, alma y mente, y sepan que el resto es solo detalles.
El corazón de cada niño late al ritmo del amor del padre.
Fuente: Historias de aliento para el corazón de un padre, Editorial Unilit

LA DIFISIL TAREA DE SER PADRES

¡Qué difícil tarea tienen los nuevos padres! A nosotros nos cuidaron para que no nos picara un alacrán, nos mordiera un perro o en el peor de los casos para que no nos abriéramos la cabeza en la bici o “avalancha”, que por cierto dejaron fabricar, pues creo ha sido el juguete más peligroso de todos los tiempos, pero también muy divertido, ¿verdad? Los nuevos padres ante el abandono en que dejan a sus niños por la necesidad que tienen ambos cónyuges de trabajar, ahora tienen que proteger a sus hijos de la tele, de niñeras abusivas, videojuegos sanguinarios, secuestradores, vendedores de droga y tristemente sabemos que hasta de malos sacerdotes.
Como soltero he pensado muy seriamente si en verdad deseo algún día traer a este mundo en crisis moral, económica y ambiental a un nuevo ser. No sé si sería justo o incluso responsable heredar a un inocente un mundo que a mí mismo me espanta, pero aun así, si algún día llega ese pequeño, quiero regalarle las siguientes palabras que he escrito en espera de su posible llegada:
Bienvenido, de corazón te digo se bienvenido. Bienvenido al mundo real, donde la gente no está dispuesta a sacrificar nada en favor de nadie a menos que tenga un beneficio o interés muy redituable. Bienvenido al mundo real donde vale lo que tienes aunque la gente sepa en realidad quién eres. Pues mientras tengas a nadie le preocupará cómo lo obtengas. Bienvenido al mundo real donde el amor dura menos que la juventud, donde las arrugas ahuyentan al ser amado que corre como desquiciado hacia rostros más jóvenes o mejor maquillados. Bienvenido al mundo real donde tu firma vale más que tu palabra y aún así, si no quieres cumplir, puedes alegar que no sabias lo que firmabas. Bienvenido al mundo real donde los golpes de la vida comienzan en casa. Donde se te enseña a mentir con un golpe si dices la verdad, pues si mientes y no lo descubren, te salvaste, pero si aceptas tu culpa, inevitablemente a un castigo te condenaste. Bienvenido al mundo real donde la muchedumbre se manifiesta fieramente en contra de la guerra pero en su propio hogar estalla a gritos a la hora de dialogar. Donde abiertamente se repudia la violencia pero te odian a muerte si a la gente dices sus defectos y en lugar de aceptarlos civilizadamente te echan en cara tus propias fallas y están dispuestos a lanzársete a golpes si no te callas. Bienvenido al mundo real donde avergüenza el aborto pero el país más poderoso del globo puede matar a miles de madres de niños apenas concebidos para “liberarlos” de un Saddam que ni siquiera han conocido. Bienvenido al mundo real, donde los seguidores del mismo amoroso Dios se odian a muerte desde el inicio de los tiempos, sólo por adorarlo en diferentes templos. Bienvenido al mundo real, donde la niñera, maestra y más confiable consejera tiene control remoto. Donde democracia significa ganar el voto de la multitud ignorante que aun sin saber leer o escribir tiene derecho al sufragio, aunque no entienda de propuestas ni en verdad conozca a su candidato. Bienvenido al mundo real, donde muchos confunden la risa con la burla y el llanto de un hombre con cobardía. Donde desnudar públicamente el alma es criticado pero desnudar el cuerpo es bien pagado. Bienvenido al mundo real. En mis brazos serás bien recibido, pues creo devotamente que una nueva esperanza nace contigo… si yo no cambio al mundo, confío que tú también lo intentarás; si en el camino me derrumbo, tú mis pasos seguirás.
Pero pase lo que pase en este planeta podrido, no viviré con el remordimiento de haberte traído, porque te juro que con la fuerza de todo mi amor, mientras llegas lucharé porque tu pequeño mundo comparado con el mío sea un poco mejor. Amor pequeño, hijito mío, de corazón te digo ¡SE BIENVENIDO!

PAPÁ NO SE METAN EN MI VIDA:

ESCUCHE A UNA JOVENCITA
¡No te metas en mi vida!
Su padre entonces le dijo:
¡Un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía!

Hace muchos años, gracias a Dios, y por el amor que mamá y yo nos tenemos, llegaste a nuestras vidas, ocupaste todo nuestro tiempo, aún antes de nacer.

Mamá se sentía mal, no podía comer, todo lo que comía lo devolvía, y tenía que guardar reposo.

Yo tuve que repartirme entre las tareas de mi trabajo y las de la casa para ayudarla.

Los últimos meses del embarazo, antes de que llegaras a casa, mamá no dormía y no me dejaba dormir.

Los gastos aumentaron increíblemente, tanto que gran parte de lo nuestro se gastaba en ti, en un buen médico que atendiera a mamá y la ayudara a llevar un embarazo saludable, en medicamentos, en la maternidad, en comprarte todo un guardarropa; mamá no veía algo de bebé que no lo quisiera para ti, una vestido , un moisés… todo lo que se pudiera, con tal de que tú estuvieras bien y tuvieras lo mejor posible.

¿Que no me meta en tu vida?
Llegó el día en que naciste: hay que comprar algo para darles de recuerdo a los que te vinieran a conocer (dijo Mamá), hay que adaptar un cuarto para el bebé.

Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras una alarma de reloj nos despertabas para que te diéramos de comer. En ocasiones te sentías mal y llorabas y llorabas, sin que nosotros supiéramos que hacer, pues no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo.

¿Que no me meta en tu vida?
Empezaste a caminar; yo no sé cuando he tenido que estar más detrás de “ti”, si cuando empezaste a caminar o cuando creíste que ya sabías.
Ya no podía sentarme tranquilo a leer el periódico o a ver una película, o el partido de mi equipo favorito, porque para cuando acordaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.

¿Que no me meta en tu vida?
Todavía recuerdo el primer día de clases, cuando tuve que llamar al trabajo y decir que no podría ir, ya que tú en la puerta del colegio no querías soltarme y entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve que entrar contigo a la escuela y pedirle a la maestra que me dejara estar a tu lado un rato ese día en el salón, para que fueras tomando confianza.
A las pocas semanas no sólo ya no me pedías que no me fuera, hasta te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus amiguitos.
¿Que no me meta en tu vida?
Seguiste creciendo, ya no querías que te lleváramos a tus reuniones, nos pedías que una calle antes te dejáramos y que pasáramos por ti una calle después, por que ya eras “grande”, “independiente”…
No querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcábamos reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda la vida y nosotros fuéramos unos perfectos “desconocidos” para ti.
¿Que no me meta en tu vida?
Cada vez sé menos de ti por ti mismo, sé mas por lo que oigo de los demás; ya casi no quieres hablar conmigo, dices que nada más te estoy regañando, y todo lo que yo hago está mal o es razón para que te burles de mí, pregunto: ¿con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes?.

Mamá se la pasa en vela y no me deja dormir a mí diciéndome que no has llegado y que es de madrugada, que tu celular está desconectado, que ya son las 3:00 y no llegas; hasta que por fin podemos dormir cuando acabas de llegar.

¿Que no me meta en tu vida?
Ya casi no hablamos, no me cuentas tus cosas, te aburre hablar con “viejos” que no entienden el mundo de hoy. Ahora sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la universidad, o para salir; o peor aún, te busco yo cuando tengo que llamarte la atención.
¿Que no me meta en tu vida?
Hijo, yo no me meto en tu vida, tu te has metido en la mía, y te aseguro que desde el primer día, hasta el día de hoy, no me he arrepentido de que te hayas metido en ella, y de que le hayas cambiado para siempre.

Mientras esté vivo, me meteré en tu vida, así como te metiste en la mía; para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti un hombre o una mujer de bien.

Solo los padres que saben meterse en la vida de sus hijos logran hacer de éstos, hombres y mujeres de bien, que triunfen en la vida y sean capaces de amar.
A los papás que lo hacen: ¡Muchas gracias por meterse en la vida de sus hijos, o mejor dicho, por haber permitido que sus hijos se metan en sus vidas!
A los hijos de esos papás: ¡Valoren a sus padres, no son perfectos per los aman; y lo único que desean es que ustedes sean capaces de salir adelante en la vida y triunfar como hombres y mujeres de bien, hombres y mujeres felices.
La vida da muchas vueltas, y en menos de lo que ustedes se imaginen alguien les dirá… “¡Papá, Mamá, no te metas en mi vida!”
La paternidad no es un capricho o un accidente, es un don de Dios, que nace del Amor.

COMO ERA DE BUENO SER PADRE

Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como si no fuera dictamen de Dios sino reglamento de la Federación de Fútbol. Imperaban normas estrictas de educación: nadie se sentaba a la mesa antes que el padre; nadie hablaba sin permiso del padre; nadie se levantaba si el padre no se había levantado; nadie repetía almuerzo, porque el padre  solía dar buena cuenta de las bandejas: por algo era el padre…
La madre ha constituido siempre el eje sentimental de la casa, pero el padre era la autoridad suprema. Cuando el padre miraba fijamente a la hija, esta abandonaba al novio, volvía a vestir falda larga y se metía de monja. A una orden suya, los hijos varones cortaban leña, alzaban bultos o se hacían matar en la guerra.
- Padre: ¿quiere usted que cargue las piedras en el carro y le dé de beber al buey? ¡Qué berraquera era el padre!
Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en el papá. El mero sustantivo era una derrota. Padre es palabra sólida, rocosa ; papá es apelativo para oso de felpa o perro faldero. Demasiada confiancita. Además -segunda derrota- “papá” es una invitación al infame tuteo. Con el uso de “papá” el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el padre era el padre:
- ¡Pero, papá, me parece el colmo que no me prestes el carro…!

A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle de una bofetada el cigarrillo y media jeta, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a casa y a organizar bailoteos y bebetas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban:
- Bueno, tranquiliza saber que están tomándose unos traguitos en casa y no en quién-sabe-dónde.

El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando el televisor, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa. Y a coger el teléfono sin permiso, y a sustraer billetes de la cartera de papá, y a usar sus mejores camisas. La hija, a salir con pretendientes sin chaperón y a exigirle al papá que no hiciera mala cara al insoportable novio y en vez de “señor González”, como habría hecho el padre, lo llamara “Tato”.
Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero bastante maltrecha. Nada comparable a la figura prócer del padre. Era, en fin, un tipo querido, de lavar y planchar, a quien acudir en busca de consejo o plata prestada.
Y entonces vino papi.

Papi es invento reciente, de los últimos 20 o 30 años.Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta o se le solicita, sino que se le notifica.
- Papi, me llevo el carro, dame para gasolina…
A papi lo sacan de todo. Le ordenan que se vaya a cine con mami cuando los niños tienen fiesta y que entren en silencio por la puerta de atrás. Tiene prohibido preguntar a la nena quién es ese tipo despeinado que desayuna descalzo en la cocina. A papi le quitan todo: la tarjeta de crédito, la ropa, el turno para  ducharse, la rasuradora eléctrica, el computador, las llaves… Lo tutean, pero siempre en plan de regaño:
- Tú sí eres la embarrada, ¿no papi?
- ¡Papi, no me vuelvas a llamar “chiquita” delante de Jonathan
Aquel respeto que inspiraba padre, con papá se transformó en confiancita y se ha vuelto franco abuso con papi:
- Oye, papi, me estás dejando acabar el whisky, xxxxxxxx censurado..

No sé qué seguirá de papi hacia abajo. Supongo que la esclavitud o el destierro. Yo estoy aterrado porque, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de hijos, mis nietas han empezado a llamarme “PA”.
Daniel Samper